jueves, 13 de mayo de 2010

Sin miedo a la locura


Unos apuntes de carrera entre él y tú. Una tregua de amor entre su sueño y tu salvación. Un sueño que él ya no soñaba y un libro en blanco en el que empezar a escribir. Y entonces era cuando mi mundo entraba en un suspiro.

Quizás era la vida que no viví, era la sangre de un sueño asesinado, los recuerdos que me maquillaban. Las imágenes de un pasado que me abandonó y la melancolía de un presente sin mañana.

Sabía que eras el único que podía. Eres el único capaz de crear una primavera en mi estómago. Eres el único capaz de tambalear mi mundo. ¿Por qué eres el único? Porque lo sentí en tu mirada hace tiempo. Y tú, por lo visto, también lo sabías.

Pero en la más intensa de las tormentas me atrapaste en tu burbuja, casi sin avisar y sin piedad. Me secuestraste en el silencio de tu cuarto por la noche. Luz. Y volví a soñar. Pasajera en trance entre el miedo y la ilusión. No te mentí, tengo miedo. No quiero noches de vida que deriven en noches de soledad y llanto. No quiero que esa luz hoy sean relámpagos de tormenta mañana. Quiero, quiero que sean arco iris al estar entre tus brazos.

Pero quiero cerrar los ojos y volverlo a intentar, aunque sea una cría asustadiza.
Y quiero ser esa niña boba a la que se le iluminan los ojos cuando la acaricias. Y quiero miles de pajaritas. Y quiero la emoción de tener que escondernos y que nadie sepa nada, aunque se nos vea en la mirada. Y quiero que digamos "¡venga, paramos ya!" y no nos separemos. Y quiero que esto siga siendo un vicio. Y quiero que abraces mis días de tristeza. Y quiero oír el latido de tu corazón cuando duermo contigo. Y quiero que sigamos siendo unos tramposos. Y no quiero que me falles, ni quiero fallarte.

Y ahora, sin miedo a la locura, sin miedo a sonreír, descubro que la felicidad es el instante. Y aquí estoy, persiguiendo instantes que mueren a tu lado...

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