miércoles, 24 de noviembre de 2010

Perdida


Conocía el camino como la palma de mi mano. Y me alejé de él. Porque quise, porque es lo que sentía, porque quería romper reglas, porque añoraba ser una rebelde, pero sobre todo, porque no quería ser lo que los demás esperaban que fuera. Y me iba bien.

Pero últimamente me siento como una hoja en otoño. Volando a merced del viento. Con dirección a ninguna parte. Con final previsto pero camino incierto. Hoja caduca que muere cada año. Pero no hago nada. Resignación admirable, lo definiría yo. Conformismo y sumisión. Lo peor de todo es que cada vez más a menudo se me apaga la sonrisa, me lloran los ojos, y me desaparecen los hoyuelos en las mejillas. Una lástima, lo sé. Pero sigo sonriendo. Sí, pero lo hago por obligación. Porque un día me prometí no dejar nunca de sonreír. Sonrisa triste, aunque sea, pero sonrisa. Y no por mí, sino por los demás.

Y quizás sea eso, demasiadas cuentas pendientes. O quizás es que a esta niña ingenua no le gusta jugar a este rompecabezas. O quizás es que la niebla no me deja ver la luna. O quizás es que estoy viviendo una vida que no me corresponde. O quizás es que me siento culpable de que esto esté pasando. O quizás es que esta historia está empezando a coincidir en muchos puntos con pesadillas del pasado. O quizás es que me falta ese apoyo que estando lejos me das a medias. O quizás... O...

Solamente sé que estoy perdida. Y que no sé qué hacer. Será eso, que ahora sólo estoy existiendo y lo que extraño y de verdad quiero es vivir. Pero es que la vida no tiene recetas. Y posiblemente éste no sea mi sitio, o probablemente sí.

Y es que yo tampoco sé vivir, estoy improvisando...

1 comentario:

  1. Que ni se te apague la sonrisa, ni te lloren los ojos, jum.
    ¿Qué le sucede a mi amigui prefe de Cáceres ciudad?
    Un besito(la de Cáceres pueblo)
    p.d.t: que bonita la canción :D

    ResponderEliminar

aletearon